viernes, 28 de diciembre de 2012

Mandarinas, amor y duelo

No tengo ni idea de cómo va a acabar esto. Es más, ni siquiera estoy seguro de cómo ha empezado.

jueves 13

La frutera me sonríe. Supongo que siempre me sonríe, a mí y a toda su clientela. Tiene una sonrisa franca y espontánea. En el mercado, a pesar de tener más cara la fruta. su puesto siempre está lleno. Da igual. Todos pagamos gustosos la diferencia.

Es posible que su sonrisa fuera la habitual  y que yo hoy, por mi estado de ánimo, haya encontrado en la misma una especie de mensaje amoroso. He intentado confirmarlo en la mirada, que bien podría querer decir: ¿qué te pongo?, pero que he preferido interpretar como: ¿cuándo me vas a invitar a salir?


miércoles 19

Llevo una semana comprando frutas y verduras.

viernes 21

- Dos kilos de mandarinas. ¿Tienes algo que hacer mañana por la tarde?

En realidad fue así: doskilosdemandarinas¿tienesgokacerñanatarde?

- ¿Algo más?

Sí: "Creo que me he enamorado de ti"

- No,.. gracias.


Así que, seguro, ese no fue el comienzo.

Dos semanas antes. Lunes 27.

- Te encuentro raro.
- Sí, yo  también me encuentro raro,.. no sé, como melancólico o así.. ya sabes... como si...
- Como si te faltara algo.

Pedro entiende de esto. Hace como que entiende y eso, a todos los efectos, es igual que entender. No hay nada que me aburra más que racionalizar mis emociones. Es una batalla que he perdido siempre y por lo tanto, suelo esquivarla  con bastante tino. Pedro en cambio, es capaz de descubrir la superficie que envuelve cualquier misterio emocional. Digamos que yo pongo las emociones y él descifra el enigma. Hacemos un buen equipo.

- Va a ser por tu ruptura sentimental.
- Pero hace dos años de eso.
- Ajá, pero a ti siempre te ha costado elaborar los duelos.


Ya está. Ya sé por qué tengo ese tono de tristeza inacabada.

Una semana antes. Viernes 7, doce de la mañana.

Constato que puedo arrastrar mi estado por tiendas, cines y restaurantes. Es un avance.

- ¿Por qué estás así, Cesc?
- Por un duelo no resuelto.
- Ah, ya. Entonces mejor  elegimos comedia para esta tarde, ¿no?

Las comedias ayudan a resolver los duelos sentimentales pendientes. Todo el mundo sabe que para superarlos tienes que:

      a. Acudir a todas las citas a ciegas
      b. Ver mucha comedia
      c. Invitar a cenar a tus amigos hasta que lo superes

- Lo que no entiendo - me dice Mara - es cómo te ocurre esto después de tanto tiempo, especialmente teniendo en cuenta que fuiste tú el que rompió la relación.
- Llevas razón. Pero no encuentro otra explicación y Pedro dice que esto es característico en mí.
- Lo de los duelos...
- Sí - afirmo convencido - Después del cine pago la cena.
- Claro.

Me quedo mirándola. Ella se extraña, encuentra rara mi mirada. ¿Por qué no he tenido nunca nada con Mara? Es la novia de Jordi, sí, pero en realidad, es tan... tan...todo.

- ¿Te ocurre algo, Cesc?
- Creoquemeestoyenamorandodeti.
- ¿Qué?
- Creo que puedo ir al cine detrás de ti.
- No entiendo.

Esto sólo lo puede resolver Pedro

Ayer, lunes 24 

- Hola Pedro, necesito que me aclares algo.
- Desembucha.
- Hace un par de semanas me di cuenta de que estaba enamorado de Mara.
- Ajá.
- Y la semana pasada me he enamorado también de la frutera.
- Ajá.
- Incluso creo que echo de menos a mi ex.
- Perfecto - concluye Pedro.
- ¿Cómo que perfecto? ¡Estoy echo un lío!
- Si eres capaz de volver a amar es que ya has superado el duelo.

¡Increíble, cómo no me di cuenta!

- Ahora lo que tienes que hacer es tirarle los tejos a Mara. Olvídate de la frutera.
- ¿A Mara? ¿Y Jordi? - ¿Olvidarme de la frutera?
- Será un secreto entre los tres.
- ¿Entre qué tres?
- Entre nosotros tres.

Claro, si fuera con Jordi no sería un secreto, sería un trío. La lentitud  mental es una secuela del duelo.

- Pero -dudo- ¿Mara querrá algo conmigo?
- Of course, my friend.

Suena convincente. En inglés aún más.  Me despreocupo de las posibles razones por las que ha llegado a esa conclusión.

Hoy, martes 25, siete de la mañana

- Pero, ¿cómo me llamas a esta  hora, Cesc? ¿Te ocurre algo?
- Estoy aquí abajo.
- ¿En mi casa?
- Sí. Llueve.
Un segundo de silencio. ¿Es preocupante?
- Te abro - la voz de Mara suena algo ronca. Jordi no está. Espero - ¡¡Estás empapado!! ¿De dónde vienes? ¿Qué te ha pasado?¿Quieres un café?
- Llevo un rato ahí. Sí, por favor. ¿Me puedo quitar la ropa?
- Claro. Te traigo algo de Jordi y una toalla.

¡¡Uf, no hay peor forma de empezar!! Tengo que hablar con Pedro. No, Mara no lo entendería.

"Sería mejor que nos diéramos una ducha calentita"

- De acuerdo, gracias.

Nos sentamos  en la cocina. Ella sigue con el pijama puesto. Los abultados y enormes ojos de Mafalda me miran desde su camiseta. No puedo apartar la vista.

- Me encanta Mafalda -digo por romper la tensión.
- ¿Me vas a contar qué te ocurre? -dice ella obviando mi comentario y mi fijación por las protuberancias de Mafalda.
"Llevo toda la noche pensando en ti y no puedo dormir y  me he dicho: voy a verla, se lo cuento todo y que sea lo que Dios quiera. ¿Qué es lo peor que me puede ocurrir?"
- Creo que estoy saliendo del duelo. Eso dice Pedro.
- Y entonces te echas a la calle de madrugada a celebrarlo bajo la lluvia...
- Lo sé,.. lo sabe... bueno, creo que lo sé porque...
Me acerco sin pensarlo y la beso. Un beso robado. Ella no se aparta, pero tampoco colabora demasiado. ¿No apartarse es colaborar?

- Sí que estás contento - dice ¿sonriendo? Una mueca difícil de interpretar.
- Puedo volver a enamorarme.
- Me alegro. Ya no nos quedan amigas para tus citas. Has acabado con el repertorio entero. Tendremos que volver a empezar por la primera.
- Jajaja, no. Es más simple.

Voy cogiendo confianza, lo noto en el tono de mi voz. "Es más simple", jo, qué contundente.

- Sigue - dice ella bebiendo despacio de la taza de café humeante.
- Lo sé porque me he dado cuenta de cuánto te deseo.

"Me he dado cuenta de cuánto te deseo", uf, estoy lanzado. Impresionante.

Mara no habla.

Posibilidad número 1.
Está pensando: Pobre, cómo le digo que no puede competir con Jordi.

Posibilidad número 2:
Está pensando: Quién se iba a enterar. Jordi me tiene muy abandonada últimamente.

Posibilidad número 3.

...

- ¿Qué piensas? - pregunto intrigado.
- ¿Has venido en coche?
- No. Andando.

Posibilidad número 3.
Está pensando: Mejor que Jordi no vea el coche cuando vuelva.

- No sé, Cesc, estoy confundida. No puedes venir así, de golpe, y soltarme una cosa semejante y... no sé,.. esperar que yo... Jordi...es tu amigo...

Pedro me dijo una vez que si una mujer titubeaba era que sí; que si decía "No" era que sí y si sonreía y no decía nada era que sí. Seguramente es un machista engreído, pero es mi gurú particular, no puedo pagarme otro políticamente correcto.

Vuelvo a besarla. Ahora ella se muestra más colaboradora. Seguro que está comparando los besos. Sus labios saben a café.


Hoy, martes 25, dos  de la tarde. En el mercado.

- Me alegra verte.
- Gracias - le digo - a mí también. Hoy está muy tranquilo esto, ¿no?
- Sí, bueno, a esta hora suele bajar ya el ritmo- de pronto deja de sonreír y se queda callada mirándome, me pone nervioso- Los otros días...
- ¿Sí? El día de...- no soy capaz de continuar - ella vuelve a sonreír.
- Me dejaste un poco confundida. Creí que me habías dicho algo sobre... quedar... pero...
- Ah, sí, bueno,...Es que.. - cojo fuerzas - no puedo dejar de pensar en ti.

Silencio. Otro silencio. Ya me voy haciendo con esto de los silencios. Pedro dice que los silencios son muy elocuentes. No sé qué quiere decir, pero es seguro que son muy algo, posiblemente elocuentes, pero a mí antes me parecían enigmáticos.

- Ja,ja,ja, -ríe visiblemente nerviosa- Bueno, nunca he quedado con un cliente. Espero no perderlo.
- Ja,ja,ja - mi risa también es nerviosa, aunque espero que no tan visiblemente nerviosa- Te aseguro que no perderás un cliente, en todo caso ganarás un... un... bueno... un...
- Amigo - me ayuda ella.

Concretamos la hora. Paso mi cuerpo por encima de las chirimoyas y nos besamos en la mejilla sellando el nuevo estatus.

Hoy, martes 25, seis de la tarde.

- ¿Pedro?
- Hola Cesc, ¿qué tal?
- He superado el duelo.
- Ajá.
- Estoy enamorado de Mara y de Rosa.
- ¿Quién es Rosa?
- La frutera.
- Ajá.
- ¿Es normal?
- Sí, es la etapa precontemplativa del narcisismo.
- ¿Y eso es malo?
- La ignorancia nunca es mala.

Eso suena fatal, pero Pedro sabrá a qué se refiere. Prefiero que pase directamente a las pautas de conducta.

- ¿Y entonces?
- Paga el cine y las cenas. Eso te ayudará a tomar conciencia.

Eso no suena fatal, pero sí raro, casi tendencioso.

-¿ Lo de invitar no era durante el duelo?
- Bueno, si vas a vivir a todo trapo emocionalmente, debes tomar conciencia de ello racionalmente, y eso sólo lo podrás hacer si lo constatas económicamente.

Es fantástico. No sé como no deja las clases de primaria y pone una consulta de counseling o de coaching.

Aunque sigo sin tener claro cuál ha sido el comienzo, ni qué dirección va a tomar todo esto, es evidente que el final consiste siempre en pagar.