Aquella mañana
salí con optimismo de casa. La tostada no cayó por el lado de la mantequilla.
No me la comí, en todo caso, pero obviamente no es lo mismo.
Cuando me dirigía
al coche una acertada combinación de atención y coordinación visomotora evitó
que pisara alguna de las cacas con las que el fox terrier de mi vecina y el
labrador del vecino del 5º A riegan nuestra calle.
Convencido de que
esos cambios se debían a la apertura de los chakras superiores, decidí probar
suerte de nuevo con Rosa. Los chakras inferiores han de tener algún tipo de
comunicación con los de encima del ombligo, estoy convencido, a pesar de la
falta evidencia empírica que confirme este extremo, de que se deben transmitir energéticos y
contagiosos mensajes de buena vecindad.
Saqué de la
guantera el cuenco tibetano y lo golpeé con suavidad. Cerré los ojos y dejé que
la nota Mi sanadora reparara lo que la noche de incertidumbres había dejado
maltrecho en mi Psi.
Rosa es una
prosaica neurótica de barrio de clase media. Digamos que no permanece mucho
rato en el mismo sitio, ni con la misma persona, ni con el mínimo de equilibrio como para que puedas
asumir todo lo anterior como una posibilidad.
Miiiiiiii……..Miiiiiiiiiiii
Das auto. Mi
nuevo templo. La nota suena en el interior del Golf como en una bóveda. Noto sus vibraciones, masajeando mis ajadas células.
Calculé la
velocidad justa para evitar los semáforos en rojo, o más bien, visto desde la
óptica primaveral de aquel día, para cogerlos todos en verde. A 40 por hora
Rosa se me antojaba dispuesta… Rosa. Dispuesta. Casi piso el acelerador con la
emoción, pero la flema de mi Eneatipo 1 salió en mi apoyo y pude volver a centrarme en el proceso.
Aparqué justo a
las puertas del parque. Era la hora del running para Rosa. Según mi coach,
nueve de cada diez peticiones que se le
realizan a alguien mientras está haciendo ejercicio físico son contestadas
afirmativamente.
Vi a Rosa a lo
lejos, carca del estanque, corriendo a
ritmo de maratón, algo que podría permitirme yo durante tres o cuatro minutos.
Esperé agazapado tras la cancela de entrada hasta que pasara por allí. Esos
minutos eran justo el tiempo del que disponía antes de que el cansancio acabara
con mi capacidad de oratoria.
En cuanto estuvo
a mi altura di un brinco y me puse a su lado. Ella se asustó y se detuvo un
instante.
- - ¡Eh,
menudo susto!”.
Luego, sin más,
siguió corriendo. Si la tostada hubiera caído por el lado de la mantequilla
habría abandonado allí mismo mis intenciones.
- - ¿Qué
tal, Rosa?
Ella hizo un
gesto que bien podría haber interpretado como de desdén si no fuera por la
energía que desprendían mis chakras superiores.
- - He
estado pensando mucho en ti esta noche. – Sí, suena patético – Creo… creo que
deberíamos acostarnos.
- - Yo me
acuesto todos los días –dijo ella sin inmutarse.
Claro. No está
formulada como una pregunta, es un enunciado ambiguo,.. Recordé a mi coach y al
barbero. Ambos afirman que hay que ir al grano. “Que sí, sí; que no, a otra
cosa mariposa”, eso dice mi barbero. Para que haya un sí hay que realizar una
pregunta que pueda dar lugar a un sí.
- - ¿Quieres
acostarte conmigo esta noche? –maldita sea, otra vez ambiguo- Quiero decir,
¿quieres tener sexo conmigo esta noche? -¡Jo, lo empeoro! Follar, joder, hacer
el amor,.. No hay tiempo para eufemismos (coach dixit)
Nuevo intento.
- - ¿Hacemos
el amor esta noche y luego vamos a cenar al Molly y luego nos vamos al cine a
ver la última de Tarantino?
- - Odio
a Tarantino
Qué difícil es
pensar y correr al mismo tiempo. Cómo debo interpretar esto. Le resultaría raro
si saco el móvil y llamo a mi coach o al barbero, imagino.
- - Bueno,
tú eliges la película.
- - Prefiero
hacerlo todo en el cine
¿¡¡Todo!!?..637
64 45 39
Me tiemblan los conductos
inferiores. Tenía que haber desayunado una mezcla de Aspen, Agrimony y
Centaury, al 35%, 25% y 40%. No hay nada como las flores de Bach para estas
situaciones.
-
- ¿Y en
qué orden lo haremos?
¡¡Dios, se nota
que no voy lo suficiente a consulta!! ¡¡Qué flojera mental!! Mírala a ella, que
segura de sí misma, grácil gacelilla… (¿grácil gacelilla? ¡uf, me hace falta
más testosterona). No puedo aguantar su ritmo.
- - El
orden no alterará el resultado final –afirma contundente.
Como para no
enamorarse de ella.
-
Va...(jadeos)
va...le, lo dejo aquí, lo mío es el ssss…ssspinning, el trote es perjudicial para las vértebras 23 y 24 según mi osteópata.
- - No me
decepciones – me dijo finalmente, haciendo un gesto con el dedo que el argot de
su barrio In significará algo así como complicidad, pero en mi barrio Out, quiere decir que te jodan.
¿Y ahora qué hago?
¿Compro Ceregumil, Viagra, Red Bull,…? ¿Me tomo una multi-infusión Bachiana? ¿Veo
todos los capítulos que pueda de “Girls”?,..
Mientras tomo
resuello apoyado en las rodillas, la veo marcharse, con el pelo recogido en una
cola que ondea de lado a lado mientras fluye… (¿fluye?, no sé si voy a dar la
talla).